Bonora Fertilizante 100% orgánico en Ocupat de Canal Nou

El producto estrella de la línea de jardinería Bonora, es noticia en el nuevo programa de Canal Nou, Ocupat, por sus características inigualables y por el proceso de producción innovador y respetuoso con el medio ambiente.

Para ver la noticia seguir el siguiente enlace:  http://www.rtvv.es/va/ocupat/Eureka_3_675562487.html

Entrevista en El Forcat de Canal 9

El Forcat, programa de agrícultura , pesca y alimentación,  de la mano de Silvia Soria realiza una entrevista a Miguel Ángel Garcerá (Socio Director de Grupo San Ramón) y más miembros del equipo de Grupo San Ramón sobre los productos Bonora Fertilizante 100% orgánico y Biofortificante.

Para escuchar la entrevista sigue el enlace: http://www.rtvv.es/es/el_forcat/Forcat_2_668353177.html

Huerta Ecológica como alternativa

 Según publica Las Provincias, Vicent Gil trabajó como técnico de iluminación en Teatres de la Generalitat hasta 2009. Cuando quedó en paro no se lo pensó dos veces: abrazó con toda energía la huerta familiar, dispuesto a ganarse la vida con lo que muchos otros rechazan hoy en día. Pero sabía que tenía que meterse a fondo, profesionalizándose, dando el paso a métodos de producción ecológica y buscando directamente al cliente, sin intermediarios.
Sólo han pasado poco más de dos años desde que este joven, que ahora tiene 34 años, comenzó su aventura empresarial, y el éxito le sonríe; sabe que con esto no se hará millonario, pero se gana bien la vida, su iniciativa es viable y satisfactoria, está en contacto con la naturaleza y se relaciona de continuo con personas que participan de su misma filosofía.
La explotación familiar tiene unas dos hectáreas. La parte principal es una finca situada en Náquera, en el Pla del Estepar, rodeada de pinadas y cerca de la sierra Calderona. Es una finca que décadas atrás fue de uva moscatel y algarrobos. Sus padres la transformaron a regadío en los años setenta, plantando cítricos. Era la corriente natural de la época, cuando era habitual que agricultores de la huerta litoral (en este caso de Benimaclet y Carpesa) buscaban hacia el interior campos con precios más económicos donde poder invertir para crecer.
Cuando decayó la rentabilidad del naranjo, el padre de Vicent Gil dio paso a otra fase de reconversión: arrancó el arbolado para intensificar la producción, cultivando hortalizas. Entonces ocurrió algo casi inesperado: empezaron a acudir vecinos de las urbanizaciones cercanas que le compraban a diario lo que producía. Y así sigue, de tal manera que todo lo que hace lo vende en la propia explotación.
Cuando el hijo quedó sin trabajo y apostó por el campo decidieron que partirían la finca en dos. El padre sigue con lo suyo en una de las mitades. Vicent, el hijo, se encargó de la otra mitad, pero antes se acogió al plan de ayudas de la Conselleria de Agricultura para estimular la incorporación de Jóvenes Agricultores y desarrollar proyectos de mejora. De esta manera se capitalizó para invertir en invernaderos y maquinaria. A la vez aprendió las técnicas de la producción ecológica. Como su padre, debía buscar la venta directa para rentabilizar, pero tenía que salir en busca de los clientes. Para ello nada mejor que recurrir a internet, «la herramienta esencial del siglo XXI», como él dice. Luego ya es cuestión de que florezca el consabido ‘boca a boca’.
Su página web es ‘hortsostenible.jimdo.com’. En ella se puede encontrar de todo, hasta manuales de cultivo ecológico; se muestran imágenes de cada hortalizas, plantas, insectos beneficiosos…, en una encomiable labor didáctica. Pero sobre todo es la base de contacto con los clientes y de estos con su proveedor de verduras frescas.
La recolección se realiza cada lunes. Quien desea comprar, a través de la web sabe lo mque se ofrece en cada momento, porque aquí se funciona por temporadas, no se fuerza el cultivo, y cada cual elige lo que desea, no se obliga a comprar lo que uno mno precise. El martes por la mañana se confeccionan las cajas de cada pedido, combinando alcachofas, habas, coles, lechugas, zanahorias, naranjas…, como más adelante patatas, cebollas, tomates, pepinos, calabacines, pimientos…, y se realiza el reparto.
Cada cliente sabe que el martes por la tarde tendrá su caja y la podrá recoger en determinados puntos de encuentro, habitualmente tiendas o kioskos que aceptan realizar esta pequeña tarea. En la web están todos estos sitios de Valencia y otras poblaciones del área metropolitana y cada cliente indica dónde prefiere que le dejen lo suyo.
Para completar rentas y asegurar unos mínimos ingresos, Vicent, bien asesorado por técnicos de la Oficina Comarcal Agraria de Foios, destinó una pequeña parte de la explotación a la actividad de huertos para aficionados. Son 20 parcelas de 60 metros cuadrados y por cada una se pagan 40 euros mensuales. Ahora tiene alquiladas 15. El precio incluye el servicio de agua, riego automatizado toda la semana, guardería de herramientas, zona común para los usuarios, asesoramiento técnico, etc. Algunos llegan con ciertos conocimientos sobre lo que van a hacer; otros, en cambio, «vienen casi a ciegas -cuenta Vicent-, pero yo les ayudo y enseguida se cogen; disfrutan de lo lindo y se llevan sus propias verduras a casa».

Yo me lo siembro y yo me lo como

Según publica Las Provincias, había pasado muchas veces por allí, lo hacía cada vez que iba a recoger material con su camión. Veía un huerto cerca del aeropuerto de Zaragoza en el que el dueño alquilaba unas parcelas a la gente para que se pudieran sembrar sus propias hortalizas y verduras.
Era antes de la crisis. Llegó un momento que la parálisis de la construcción dejó a Vicente Bellver en en aire. Y rumió que en los huertos, a los que él había ido con su abuelo y su padre desde pequeño, a las puertas de la urbanizada Alboraya y a sólo un par de kilómetros de Valencia, podía funcionar.
Vicente, antes, se fue a Gavà a ver cómo iba un negocio similar al que ya había decidido que quería montar en las casi tres hanegadas de campo que su madre y su tía comparten.
Lo veía, y su familia también. Al lado del carril bici que cruza l’horta nord desde Valencia a Puçol. Era junio cuando decidió hacerlo y 22.000 euros más tarde, en septiembre, abrió su campo a los demás.
En total 57 parcelas de 50 metros cuadrados para que cualquiera pueda hacer sus pinitos en la agricultura, pasar unas horas al aire libre, o trabajar para que todo lo que se lleve a la boca sea algo suyo.
En septiembre puso el cartel Vicente. Y desde entonces ya no ha parado. Tiene alquilados más del 75% de los pedacitos de felicidad de ‘ocio orgánico’. Y cada semana sigue firmando contratos de arrendamiento agrario como el que el pasado sábado llegó para quedarse con una porción, porque se la iba a regalar a su mujer a la que siempre se le oye decir que le gustaría tener su huertecito. Pues lo va a tener porque se llevó el contrato para firmarlo por los próximos tres meses.
150 euros separan a cualquiera de ir a por las verduras al pakistaní, al supermercado o al Central, a cultivárselas y recolectarlas uno mismo (si bien es cierto que en verdura ese dinero da para mucho).
Vicente ofrece dos modalidades de negocio, la primera es en la que cada uno hace lo que quiere con su parcela y la otra, algo más cara, es en la que encarga a Vicente que le cultive y «sólo se tiene que preocupar de venir a recoger sus productos cuando los tiene listos».
Pero esta opción no gana en adeptos a la de los que optan por ‘yo me lo siembro, yo me lo como’. Son la mayoría. Lo mejor que tiene esto es que la gente con la aspiración de poder comerse unas verduras naturales se tiene que comprometer a ir al campo primero a hacer los bancales, luego a sembrar y la primera regada y así hasta la recogida.
José pasa muchas mañanas corriendo por el carril verde. Y cuando vio que Vicente abría el negocio ni se lo pensó. Cogió a su hermano y alquilaron uno de los huertecitos. Las semanas anteriores ya se habían llevado a casa las primeras lechugas y las disfrutaron. La pasada se comieron las primeras alcachofas «estaban de p… madre», dice. Ahora está a la espera de que las habas acaben de hacerse merecedoras de pasar por la sartén, queda poco. A la tienda ahora sólo va en busca de tomates, pero Vicente espera a marzo para que todos puedan plantar ya sus tomatitos de este verano.
A la gente se le ve feliz. Un par de mujeres se felicitan de que en su pequeño invernadero ya han comenzado a salir las primeras fresitas y ayer se llevaron a casa las flamantes espinacas, aunque esperaban que fueran un poco más grandes porque los manojos no daban para alimentar a mucha gente.
Y esa es una de la grandeza de la historia. La gente asume el campo como un reto, como una forma de dar vida y ‘muerte’ a la naturaleza. Pero Vicente quiere quitarles la presión: «Lo que intento es que la gente venga aquí sin preocupaciones, sin nada. Todo se lo damos nosotros, herramientas, semillas y el agua que hemos conseguido tenerla siempre gracias a un pozo familiar. No tienen que preocuparse».
Para el joven empresario lo único que el arrendatario tiene que llevarse de su huerto son «lechugas», nada de malos rollos ni preocupaciones. Y la cosa funciona. «Todos los que llegaron los primeros meses y han tenido que renovar lo han hecho», dice Vicente que ya rumia con sus ‘socias’ robar más terreno al campo de al lado donde su tío ahora está cultivando cebollas.

04-03-12 en De Temporada, Fertilizante Bonora en huertos ecológicos.

El Fertilizante 100% orgánico Bonora es utilizado por las familias valencianas que acuden semanalmente a los huertos ecológicos familiares en Agrolife de Alcasser (Valencia). Entre otros cultivos destacamos: calabacines, coles, lechugas, brócolis, berenjenas, pimientos, zanahorias, alcachofas, fresas, puerros y remolacha, todos naturales sin productos químicos.

Para ver la noticia seguir el enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=Bf0kd8–OjA&context=C40d767eADvjVQa1PpcFMrckLqZ9gU_GzdWPA4m32hBajriPCnSmQ=

04-01-12 en eurocarnedigital, Granja San Ramón crea el primer abono orgánico e inodoro a partir de estiércol de vaca

La explotación ganadera valenciana Granja San Ramón ha creado un fertilizante totalmente orgánico, el primero del mercado sin olor y con un alto poder nutritivo, a partir del subproducto que les sobra de transformar en energía el estiércol de sus vacas en la planta de biogás que tienen en sus instalaciones, según informa Efe.

Esta empresa familiar, ubicada en la localidad valenciana de Requena, fue pionera en la utilización de los residuos de sus 2.500 reses para fabricar energía gracias a la planta de tratamiento de biogás y que les permite transformar el metano del estiércol en energía eléctrica y térmica.

El ingeniero químico de la empresa, Bernat Chulià, ha explicado que este nuevo abono surge a partir del subproducto, digestato, que quedaba después de transformar los purines del ganado en energía, lo que ha permitido sacar «el máximo provecho» a la planta de biogás y que la granja tenga «residuo cero» en su actividad.

Se trata de un producto «ideal» para huertos urbanos porque no huele, gracias al proceso de higienización y desinfección del sustrato, carece de elementos químicos y por su alto contenido en nitratos y sales minerales. «Hemos conseguido que el estiércol vacuno que tradicionalmente se usaba en agricultura, lo pueda tener cualquier persona en su casa porque no tiene ningún problema de olor, ni de higiene por el contenido de microorganismos ni ocasiona ningún tipo problema», ha recalcado.

Según Chuliá, han conseguido un fertilizante «perfecto, a partir de un proceso innovador con la planta de biogás y la transformación posterior» que, al carecer de aditivos, ofrece unos «rápidos resultados» en las plantas, «muy visibles en las partes que más nos gustan: hojas, frutos y flores».

Por sus características, el fertilizante Bonora está destinado al uso doméstico y la empresa tiene previsto su lanzamiento al mercado a finales del primer trimestre del año que viene, a través de las cadenas de distribución generalistas de alimentación.

Junto con este fertilizante sólido, de la planta de biogás también sale un líquido que han caracterizado como biofortificante porque aporta a las plantas «de manera respetuosa y no agresiva como los fertilizantes químicos», toda la sustancia que necesitan para hacer frente a plagas, enfermedades o cambios medioambientales. «Actúa además como regenerador del suelo porque es capaz de mejorar el ecosistema que se crea en el suelo y que hace que las raíces interactúen bien con las materias, lo que proporciona un desarrollo más óptimo de los cultivos», ha explicado Chuliá.

El consejero delegado del Grupo San Ramón, Jose Antonio Moreno, ha destacado que con el desarrollo de este fertilizante a partir del subproducto sobrante de la planta de biogás, la empresa crea un «elemento muy importante en su estrategia de negocio» con el que cierra el círculo completo de aprovechamiento de sus recursos.

El fertilizante es una de las nuevas líneas de negocio de esta explotación ganadera, que además de la granja de biogás para la creación y exportación de energía, centra su actividad en proyectos de incorporación laboral de personas con discapacidad y visitas a la granja de escolares para incidir en su formación.

En la Granja San Ramón, las vacas duermen en una base de hormigón con colchones de látex para ofrecerles un «excelente bienestar» y se alimentan con unos menús especiales y equilibrados elaborados por un dietista ex profeso para cada animal, lo que favorece la producción de leche de altísima calidad.

Estas líneas de negocio, convierten a esta granja valenciana, según Moreno, en una de las empresas familiares ganaderas más importantes y de carácter más innovador del país.

04-01-12 en finanzas.com, Crean el primer abono orgánico e inodoro a partir del estiércol de vaca

La explotación ganadera valenciana Granja San Ramón ha creado un fertilizante totalmente orgánico, el primero del mercado sin olor y con un alto poder nutritivo, a partir del subproducto que les sobra de transformar en energía el estiércol de sus vacas en la planta de biogás que tienen en sus instalaciones.

Esta empresa familiar, ubicada en la localidad valenciana de Requena, fue pionera en la utilización de los residuos de sus 2.500 reses para fabricar energía gracias a la planta de tratamiento de biogás y que les permite transformar el metano del estiércol en energía eléctrica y térmica.

El ingeniero químico de la empresa, Bernat Chulià, ha explicado a EFE que este nuevo abono surge a partir del subproducto -digestato- que quedaba después de transformar los purines del ganado en energía, lo que ha permitido sacar «el máximo provecho» a la planta de biogás y que la granja tenga «residuo cero» en su actividad.

Se trata de un producto «ideal» para huertos urbanos porque no huele, gracias al proceso de higienización y desinfección del sustrato, carece de elementos químicos y por su alto contenido en nitratos y sales minerales.

«Hemos conseguido que el estiércol vacuno que tradicionalmente se usaba en agricultura, lo pueda tener cualquier persona en su casa porque no tiene ningún problema de olor, ni de higiene por el contenido de microorganismos ni ocasiona ningún tipo problema», ha recalcado.

Según Chuliá, han conseguido un fertilizante «perfecto, a partir de un proceso innovador con la planta de biogás y la transformación posterior» que, al carecer de aditivos, ofrece unos «rápidos resultados» en las plantas, «muy visibles en las partes que más nos gustan: hojas, frutos y flores».

Por sus características, el fertilizante Bonora está destinado al uso doméstico y la empresa tiene previsto su lanzamiento al mercado a finales del primer trimestre del año que viene, a través de las cadenas de distribución generalistas de alimentación.

Junto con este fertilizante sólido, de la planta de biogás también sale un líquido que han caracterizado como biofortificante porque aporta a las plantas «de manera respetuosa y no agresiva como los fertilizantes químicos», toda la sustancia que necesitan para hacer frente a plagas, enfermedades o cambios medioambientales.

«Actúa además como regenerador del suelo porque es capaz de mejorar el ecosistema que se crea en el suelo y que hace que las raíces interactúen bien con las materias, lo que proporciona un desarrollo más óptimo de los cultivos», ha explicado Chuliá.

El consejero delegado del Grupo San Ramón, Jose Antonio Moreno, ha destacado que con el desarrollo de este fertilizante a partir del subproducto sobrante de la planta de biogás, la empresa crea un «elemento muy importante en su estrategia de negocio» con el que cierra el círculo completo de aprovechamiento de sus recursos.

El fertilizante es una de las nuevas líneas de negocio de esta explotación ganadera, que además de la granja de biogás para la creación y exportación de energía, centra su actividad en proyectos de incorporación laboral de personas con discapacidad y visitas a la granja de escolares para incidir en su formación.

En la Granja San Ramón, las vacas duermen en una base de hormigón con colchones de látex para ofrecerles un «excelente bienestar» y se alimentan con unos menús especiales y equilibrados elaborados por un dietista ex profeso para cada animal, lo que favorece la producción de leche de altísima calidad.

Estas líneas de negocio, convierten a esta granja valenciana, según Moreno, en una de las empresas familiares ganaderas más importantes y de carácter más innovador del país.